En Venezuela se construye el nuevo paraíso del socialismo bolivariano revolucionario de este presente siglo 21, con la creación del “hombre nuevo” para la materialización de una nueva sociedad; pero este socialismo que anda de boga en boga por nuestro pueblo como aquel “fantasma” que recorrió a Europa, ha salido con las mismas praxis y malas costumbres del viejo capitalismo, convirtiendo a la nueva generación en hombres viejos al no invitarles al trabajo honesto y creativo para la invención de una más innovadora ciencia y tecnología, y sobre todo, construir en él, nuevos valores, basados en la moral, la espiritualidad y las buenas costumbres, que serían la esencia de su propio ser. ¡Pero eso sí!, lo está construyendo en un hombre más viejo, perverso y malamañoso a punta de dádivas, en “bonos propinas”, conllevándolo con esto a ser un mendigo pordiosero, por poco recibir, en tremendas colas llevando además de sol y tremendos aguaceros, empujones, y por si fuera poco, palos y regaños de los guardianes del pueblo; pero así parecen estar conformes a las puertas del banco del pueblo. Y ahora, como es “nuevo” y los billetes también, hasta el nombre se le cambió por el de Bicentenario, en homenaje a los 200 años del natalicio de nuestro Libertador, que también lo quisieron hacer nuevo.
Y estas fulanas “propinas” que el gobierno regala, no viene precisamente del intercambio comercial de un sistema productivo, es del sudor de la frente de un “hombre nuevo” honesto y trabajador, sino de las que deben estar más que desgrasadas y cansadas máquinas impresoras del “nuevo Banco Central de Venezuela”.
Entonces, cómo piensan los autores de esta alocada “pseudo filosofía dadivosa pordiosera pendenciera” construir un “hombre nuevo” y eficiente para el crecimiento y desarrollo a largo alcance de un sólido Producto Interno Bruto (PIB) y que nos engrandezca como nación, no tan sólo como productor de oro, otros minerales y el susodicho petróleo, sino también de lo otro que sale del suelo (comida) que es la clave para aportar las energías y seguir echándole bolas y construir ese “nuevo hombre” que sea el orgullo de nuestro y todos los pueblos del mundo. Pero en esta alocada y filosófica carrera, al petróleo para hacerlo nuevo le inventaron su petro-moneda. Ésta también salida de la impresora del Banco de Venezuela, haciéndole creer al hombre “viejo nuevo” que con esta innovación en la moneda y quitándoles los ceros a la viejas, vamos comprar más comida barata, mejor que en cuarta de ayer.
¡No se lo digan a la señora Loliber!
Y a ustedes, filósofos les dire:
¡No me – joran!