Denys Bolívar: La vida en más de cuatro cuerdas

Denys Bolívar: La vida en más de cuatro cuerdas 

 

Carlos San Diego

Hombre de bien. Humilde. Hermano. Solidario. Padre ejemplar. Músico virtuoso. Compositor de rima ligera. Docente. En fin, el perfecto sentido de la palabra, para describirlo, es la de maestro. Eso es Denys Bolívar.

Este artista, del que todos los anzoatiguenses y venezolanos debemos sentirnos orgullosos, nació hace poco más de 50 años en la acogedora parroquia de Atapirire, municipio Francisco de Miranda del estado Anzoátegui. Con apenas cinco años de edad llegó a la ciudad de El Tigre. Ahí fijó residencia, se casó y junto a su esposa levantó una sólida familia, sin dejar de hacer y enseñar música. Su alma no desafina. 

Su condición de músico es un privilegio que le concedió la madre naturaleza. Es innato. Desde muy niño despertó en él esta vocación, ejecutando el instrumento nacional: el cuatro, con el que interpreta maravillas dignas de admiración. Sin duda alguna, es uno de los mejores cuatristas de Venezuela. Ningún género musical le es ajeno a su dominio. El músico y luthier de origen árabe Badik Samaan, dijo de Denys Bolívar, que su sola presencia, sin necesidad de tocarlos, hace que vibren los instrumentos musicales. La vocación natural la fortaleció con los conocimientos adquiridos en los talleres que el insigne músico y compositor venezolano, maestro Eduardo Serrano, impartía en la Universidad Central de Venezuela en Caracas. Mejor guía, imposible. El maestro afinó su vida.

Pero Denys Bolívar, aunque es un hombre muy nervioso sobre un escenario,  no sólo ejerce a placer su dominio sobre el cuatro. También lo hace con el violín que es otro de sus instrumentos preferidos, la mandolina, la bandola, la guitarra  y el tres. Como ejecutante del violín ganó en el estado Mérida el premio nacional de violín popular. Y como ejecutante del cuatro son ya incontables les reconocimientos recibidos. Ha participado en recitales, conciertos y como músico acompañante en eventos celebrados en las ciudades más importantes de Venezuela. Ha participado en la grabación de algunas canciones  como solista en producciones musicales compartidas con otros artistas y acompañando a destacadas agrupaciones y cantantes de música tradicional. Sin embargo, no ha grabado una producción musical propiamente suya.

Fue serenatero. También parrandero hace algunos años. Bien recuerda que en una de esas parrandas en su natal parroquia de Atapirire, entre amigos se fue al río y metió en las aguas el cuatro con el que habían amanecido dando serenatas,  como si de la bóveda de una embarcación se tratara. El instrumento sólo sufrió un leve desajuste por la humedad de las maderas y los pegamentos. Pero como ocurre con los cueros de los tambores buenos, después de un poco de sol y viento, volvió a afinar, con esa nobleza que tiene la madera acostumbrada a la música. El “cambur pintón” invitaba de nuevo a la serenata.

 La vena de compositor a Denys Bolívar le fluyó en el mismo ritmo de la ejecución musical. Sintió que no todo se podía quedar en la expresión del mágico lenguaje de las cuerdas sonoras. Entendió que debía y podía agregarle la palabra y el cotejo a la armonía. Tomó lápiz y papel. Escribió y descubrió entonces, que es poeta.  Así comenzaron a salir sus canciones. Valses, pasajes, merengues, polos y hasta algún joropo. En el campo de la composición, obras suyas han ganado reconocimiento en varios festivales municipales, estatales y nacionales. Se inspira en el amor, su tierra y la naturaleza toda.

En el área académica se graduó de licenciado en Educación. Por casi 30 años consecutivos ha estado al frente del taller permanente de cuatro de la gobernación del estado Anzoátegui, que funciona en la casa de la cultura Simón Rodríguez de El Tigre. De allí  han egresado destacados y destacadas ejecutantes de este instrumento que hoy se encuentran diseminados en toda la geografía del país y en otras naciones del mundo. Pertenece también al programa del Sistema Nacional de Culturas Populares del Ministerio del Poder Popular para la Cultura. Igualmente imparte sus conocimientos en cursos que facilita en otros municipios del estado Anzoátegui. Brilla como músico; ilumina como docente.

Su trayectoria musical le ha merecido una larga lista de reconocimientos. Su hijo, que también lleva su nombre, hoy le sigue los pasos como cuatrista. Aunque que quizás no con la pasión y entrega con la que lo ha hecho su padre. Es una huella difícil de alcanzar.

Para todos quienes conocemos a Denys Bolívar, su amistad es sano orgullo. Pues sabemos que su condición de músico y su conducta humana marcan un mismo compás: la virtud de ser un hombre de paz y de bien. Sonoro por dentro. Sonoro por fuera. Es la música misma en persona.