Cuanto coraje existía en aquellas palabras justas de índole interrogativa, pronunciadas sin mucha prudencia y con un abismo de realidad por Maruma Velásquez, bajo la tibieza del sol y el calor, de los días finales de mayo, en presencia de algunas autoridades y trabajadores de Pdvsa y de la alcaldía del municipio José Gregorio Monagas, y de vecinos y comunitarios, en la protesta de reclamo social en el cruce de la vía de Zuata y San Diego de Cabrutica; “¿Qué nos han dejado las empresas petroleras en nuestras comunidades?”.
I
Esta interrogante, que no son nuevas ni las únicas que durante ya bastante tiempo, hemos venido haciéndonos y haciendo de diferentes maneras en este municipio y en estos pueblos con más de 20 años de actividad operacional petrolera continúa y que se encuentra en pleno corazón de la Faja Petrolífera del Orinoco, llamada Hugo Rafael Chávez Frías, resonaron en ese momento con una contundencia frenética, puntual, como un grito de frenesí que increpa, “¿Hasta cuándo paños de agua?, ¿Hasta cuándo mentiras?, ¿Hasta cuándo nos solapan y nos ignoran?. Eran todas estas interrogantes en una sola. Era una interrogante con vehemencia realista.
II
El punto focal de esta interrogante, es: ¿Qué nos queda desde el punto de vista positivo, posterior al auge “petrolero”, después de llevarse del subsuelo de nuestros lares y del patio de nuestras casas todo el petróleo con el que se fortalecieron incluso otros países? Sí, sí, otros países que hoy lucen rostros de mejor condición social que el nuestro y por consiguiente que nuestras empobrecidas comunidades que antes de este auge tenían mejores condiciones de vida. Y que ahora para que les puedan prestar alguna atención o paliativo, deben recurrir al incómodo acto de cerrar vías y tener que enfrentar toda clase de incomodidades para otros ciudadanos que tiene el libre derecho a transitar sin obstáculos restrictivos por esas vías.
III
Allí estuvo la pregunta de Maruma, hecha inquietud, hecha angustia, en medio del cruce de vías, sobre el asfalto caliente y tal vez, que es lo triste, que es lo deprimente, que es lo que angustia, pero es la verdad, la respuesta es ¡NADA!, desde la óptica positiva. Se responde al momento sobre algo puntual, pero el deterioro sigue. Los pueblos colapsados después de dos décadas y ¿Qué queda? Mientras tanto, sin embargo, no falta quienes no saquen y busquen provecho político de estas circunstancias sociales del retraimiento de nuestros pueblos. Acaso en justicia ¿también no tiene razón El Guasey? Lamentable realidad.
San Diego de Cabrutica, de junio de 2019.