Ronald R. Rodríguez Barrios / ECS
ANACO. Los denominados Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) fueron lanzados por el presidente Nicolás Maduro para ofrecer a la población una alternativa ante el desabastecimiento y el alto costo de la vida. Desde el principio el programa contó con una gran aceptación popular. Tanto es así, que destacados analistas políticos consideraron que la bolsa de alimentos “salvó al gobierno”.
Pero aquel efecto balsámico se ha ido perdiendo. No porque la ciudadanía desprecie lo positivo del subsidio, sino porque sobre el mismo se han hecho incontables casos de supuesta corrupción, que no son investigados, y porque presenta graves y grandes fallas que no se corrigen.
El jefe del Poder Ejecutivo venezolano ha indicado, ofrecido y prometido, en todas las alocuciones al pueblo que las cajas o bolsas de alimentos deben ser vendidas cada quince días. Nadie obedece el comando presidencial entre las personas que integran el sistema de los CLAP, tanto en las comunidades como en las cúpulas políticas responsables de la ejecución de tal entrega. Esa es la queja común que expresan los vecinos de todas las comunidades de la geografía anaquense, municipio ubicado en la Zona Centro del estado Anzoátegui.
Según testimonian “los de a pie”, que no se identifican con tendencias políticas, hay lugares en los que no se comercializa ni la bolsa ni la caja desde “hace un año”. Una mujer que se identificó como Marlene Rojas admite que los CLAP “son de gran ayuda” pero que “duran mucho para entregar la bolsa de alimentos”. La mujer señala que en la barriada en la que habita han esperado hasta seis meses.
¿Quién miente?
“Si Maduro dice que la caja CLAP debe llegar cada quince días, entonces debería ser así” comentó la mujer que piensa que “algo extraño sucede para que la orden sea incumplida. “O miente el presidente o mienten los CLAP o alguien se está beneficiando” advirtió Rojas.
La duda que asalta a Rojas la comparten muchos anaquenses. A la que hay que agregar las incertidumbres que surgen cuando el ciudadano abre la caja que canceló y al parecer le falta uno o dos productos.
Además, no hay manera de la que la población ejerza sobre los CLAP la contraloría social que tanto cacarea la llamada revolución. Mucho menos interviene en la integración de tan importantes organismos la tan mentada democracia participativa y protagónica. “Eso es lo que terminará de darle el gobierno a la derecha” sentenció la chavista Mercedes Méndez.
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