Entre los personajes populares, los del día a día , los llamados “locos”, “orates”, se encontraba uno particularmente que destacaba en la década de los 60-80, era un hombre más bien alto, muy delgado, de piel muy oscura, silenciosa y taciturno, con una lata de leche o mantequilla en la mano la cual agitaba, sin emitir palabra alguna frente a alguien, solicitando comida, todo se lo vertían allí y se lo ingería mientras continuaba su camino, bien sea de El Tigre a San Tomé, o a la inversa; así pasó mucho tiempo callado, su paso se hizo más lento, sus cabellos encanecieron, sucio, harapiento, lo llamaban “Lambío”, hablaba poco, nada, a veces ni se le entendía.
Un día dejamos de verlo frente a la casa vieja (hoy diario Antorcha), acostado sobre los cartones que el Sr. Palomino le resguarda, también pernoctaba, donde era la parada de la Socony, un poco más adelante; son varias las versiones que se tiene sobre él.
Algunas afirman que era un trabajador petrolero, un gandolero, un piloto de avión que sufrió un accidente y perdió la memoria de allí su conducta errática, callada y taciturna.
Otros afirman que tenía una mujer celosa que le “hecho un daño” y lo “volvió loco”, lo cierto es que bien no estaba, su manía era caminar y caminar todo el día.
La Sra. Navas (1era Carrera), expresó que ella casi no le entendía, pero su vecino Sr. Rodríguez sí, él hablaba inglés de allí que la versión de que era trinitario puede ser cierta.
Se dice que lo atropelló un carro y lo llevaron al hospital Guevara Rojas de nuestra ciudad donde lo curaron de salud física y mental, efectivamente resultó ser trinitario; su familia vino a buscarlo, se lo llevaron como una persona normal (Javier Guzmán), otra versión dice que entró en moda trasladar los locos de una ciudad a otra y en uno de esos “traslados” entró nuestro “Lambìo” que nunca volvió (Sr. Zárraga).
En El Tigrito corrió una versión de que lo atropelló un carro en la Av. Fernández Padilla, lo llevaron mal herido al hospital donde murió. Una de las enfermeras de la clínica del Dr. Néstor Macías, afirma que estuvo recluido en esa clínica (a la salida hacia Ciudad Bolívar), que un antiguo compañero de trabajo logró localizar a su familia, la cual vino a buscarlo, retornándolo a su lugar de origen.
Lo cierto es que un día la ciudadanía de El Tigre- El Tigrito y San Tomé dejó de ver al popular loco llamado “Lambío” y hasta hoy no se sabe a ciencia cierta cuál fue su destino final, mas quedan las referencias ciertas de su existencia en el quehacer y memoria de nuestra ciudad.
*Cronista municipal.