Ronald R. Rodríguez Barrios / ECS
ANACO. Los anaquenses, como el resto de los venezolanos, están pasando cada día más penurias. Cuando parece que van saliendo de un problema de inmediato surge otro. La población aún no termina de superar la crisis energética cuando tiene que hacer frente al desabastecimiento de combustible, que se nota a leguas aunque haya fuerza de seguridad que intenten ocultarlo organizando las largas filas de vehículos de manera tal que no sean visibles a la opinión pública.
A falta de información por los medios tradicionales de comunicación, que también se ha agravado dentro del caos económico y político imperante en la nación bolivariana, el pueblo recurre a las redes sociales para testimoniar la situación.
Las colas de automóviles comienzan a formarse desde la madrugada. En la ciudad de Anaco basta con asomarse un instante a cualquiera de las Estaciones de Servicio que funcionan en el municipio que está ubicado en la zona centro del estado Anzoátegui para darse cuenta de la magnitud del problema.
Esta situación afecta a la población en general. Pues la escacés de combustible incide directamente en la capacidad de movilización, tanto de las unidades del transporte público, las llamadas de manera denigrante “perreras” y los coches particulares.
La asistencia a los puestos de trabajo de obreros, docentes, médicos, taxistas, etc. no disponen de medios de transporte para presentarse a los lugares de trabajo, situación que ocasiona conflictos laborales y, por supuesto, afecta en la producción de bienes y servicios, lo que a su vez merma la economía y la capacidad de compras.
Colaterales
“Vamos de peor a grave” refirió Domingo Suárez quien está despierto desde las 2 de la mañana sentado dentro de su carro frente a una de las también conocidas como “bombas”. “Las personas se ven obligadas a exponer la vida a un ataque del hampa porque tienen la necesidad de echar gasolina” comentó el hombre cuando pidió a los cuerpos de seguridad que implementen operativos para resguardar la integridad física, la vida y los bienes de los anaquenses.
A Celeste Jaspe no le agrada la idea de que se presenten a en las Estaciones de Servicio uniformados de cualquiera de los organismos de seguridad ciudadana porque, alega, “maltratan a las personas y abusan de su autoridad”. Para la pequeña empresaria “están más seguros sin ellos” por lo que no tiene miedo de que la delincuencia se aproveche de las circunstancias.
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