Carlos San Diego
EL TIGRE. Si la explotación del petróleo resultara una verdadera opción para el progreso, San Diego de Cabrutica sería en este momento uno de los pueblos más importantes del planeta. Esta parroquia del municipio José Gregorio Monagas del estado Anzoátegui, se encuentra ubicada en pleno corazón de lo que se ha estimado la reserva probada más grande petróleo del mundo: la Faja del Orinoco. Comprende el área que constituye el Bloque Junín, centro de las operaciones de Pdvsa Distrito Cabrutica, Petro San Félix y la estación principal de la empresa mixta Petrocedeño, que iniciaron operaciones concretas con los nombres de Sincor y Petrozuata en 1995.
La realidad hasta ahora ha mostrado otro rostro. La inversión social en la comunidad no ha respondido a la magnitud de los proyectos destinados a esa zona, que se pierden de vista en el tiempo, mientras el petróleo sea fuente de energía. Con más de 420 pozos perforados, más de 44 macollas, permitía hasta 2015 una creciente producción de más de 95.600 barriles diarios de crudo pesado 8.5 a 9.5 API, que después de su procesamiento es enviado al Criogénico de José para su exportación. Hoy esa producción se ha reducido a números dramáticos y según, fuentes técnicas, no llega a los 10 mil barriles diarios.
Para 2015, también se producían diariamente más 61 millones de pies cúbicos de gas. Sobre esta producción ahorita no hay una estimación. Pero San Diego de Cabrutica, con este repentino auge petrolero sólo experimentó un gran movimiento operativo, que allí como llegó, en medio de la crisis y la recesión operativa, se desvaneció y la parroquia hoy muestra uno de sus peores rostros en cuanto a condiciones sociales. Sus carencias son más graves que las de hace 24 años atrás. Mala vialidad, escasez de agua potable, limitaciones en los servicios de salud y energía eléctrica, falta de espacios de recreación, aumento de la delincuencia, distribución de sustancias sicotrópicas, contaminación y destrucción de recursos medioambientales y encarecimiento del costo de la vida.
Se inició la construcción de una planta termoeléctrica, que debió ser terminada en el año 2010, y aún su primera etapa no está del todo instalada, con la que se preveía generar 150 megavatios y en 2011, una vez puesta en servicio en su totalidad arrancaría con otros 150 megavatios más para una generación de 300 megavatios.
De memoria
Algunos datos históricos apuntados por el memorioso español fray Antonio Caulín, fray Bernardo Rivero, inició la fundación de San Diego de Cabrutica, en el sitio de San Pedro Regalado de La Candelaria, donde se encuentra el hato La Candelaria. Debió ser mudado por enfermedades que atacaron a sus pobladores. Estos datos es necesario que se sometan a investigación para clarificarlos. Luego se apunta que fray Ignacio Iglesias, continuó la fundación en 1757, a orillas del río San Diego, con el nombre de la Villa de Nuestra Señora de Las Mercedes de San Diego de Cabrutica, en alusión al río Cabrutica que corre al este de la parroquia y la patrona, Nuestra Señora de Las Mercedes.
Gesta de independencia
En nombre de San Diego de Cabrutica ha estado ligado a páginas de la historia patria. En la firma del acta de la Independencia, el patriota barcelonés Francisco Policarpo Ortiz, en representación de la Villa de San Diego de Cabrutica fue uno de sus firmantes. Durante la guerra de Independencia, fue cuartel general del Libertador Simón Bolívar, y según el historiador Ovidio Figueroa, lo visitó en tres oportunidades y allí reorganizó su ejército para liberar a Guayana. Fue tránsito del general Manuel Piar, quien acampó allí en su ruta de travesía del Orinoco para defender la causa patriota en Guayana. Manuel Cedeño, Pedro Zaraza, Sir Arthur Mac Gregor, José Tadeo y José Gregorio Monagas, los caciques indígenas Tupepe y Manaure, son algunos de los nombres de patriotas que guardan vinculación con San Diego de Cabrutica, donde se habla que se escenificó una batalla, sin que hasta ahora se conozca la fecha concreta de la misma.
Existe un enorme reto con la historia de este pueblo, hasta hace poco de una fecunda vocación agrícola y pecuaria, habitado por gente de una sencillez que abría su corazón a los gestos más bondadosos de la tradición familiar, que desconocía que pisaban sobre una inmensa roca de aceite pesado: petróleo extrapesado, como un lago, que definitivamente hoy, Dios quiera sea más para bien que para mal, a paso de morrocoy, traza un destino para San Diego de Cabrutica.
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