Durante todo el año, especialmente entre los meses de marzo y agosto, la naturaleza regala a los venezolanos y habitantes del Caribe un delicioso, refrescante y dulce producto. Se trata del mamón, esa pequeña fruta de exterior verde, interior amarillento o naranja y suave textura, que ha sido dulce golosina natural de estas tierras.
Autóctonos y silvestres, los mamones se han dado desde hace siglos en Venezuela, Colombia y Guyana, y los viajes de pobladores indígenas dentro del territorio centroamericano y suramericano en la época precolombina lograron diseminarlo hacia esas zonas donde hoy se le conoce como mamoncillo, talpa, maco, quenepa, limoncillos o huaya, entre otros.
El mamón crece en racimos; para comerlo, es preciso despojarlo de su cáscara, abriéndolo en dos. La pulpa que rodea a la única semilla en su interior se caracteriza por su aspecto y textura resbaladiza, lo que, aunado a su tamaño -parecido al de una metra o canica-, no la hacen recomendable para ser ingerida por los pequeños de la casa.
Sin embargo esta no es la única forma de disfrutar de esta fuente de propiedades y beneficios nutricionales y terapéuticos.
Destaca en el mamón, su alto contenido en vitaminas A y C, minerales como el calcio, fósforo y hierro, son solo algunos de los que se hacen presentes en esta miniatura, que aporta al cuerpo 75 calorías por cada 100 gramos.
Es astringente, aumenta las defensas por lo que resulta beneficioso para el sistema inmunológico, su alto contenido en vitamina C lo hace ideal para prevenir la gripe y resfriados comunes, es depurativo, estabiliza la tensión y equilibra el funcionamiento de los riñones, entre otras muchas propiedades.
El mamón está dentro de la lista de las frutas más exóticas del mundo. Su sabor mezcla dulzura y acidez de forma proporcional lo que la hace una delicia para casi cualquier paladar.
Uno de los usos más conocidos de la fruta es la preparación de jugo, para lo cual solo es necesario separar la pulpa de la semilla por maceración, puede hacerse colocando varios mamones sin concha en un envase al que debe agregársele agua y tapar para agitarlo fuertemente. También puede batirse con un tenedor para luego sacar las semillas sin pulpa. Con o sin azúcar, esta resulta una bebida rica y muy refrescante.
Otra forma de comerlo es como aperitivo. Para ello, deben colocarse varios mamones sin cáscara en un recipiente y exprimirle encima el jugo de uno o varios limones según la acidez que desee. Se coloca la mezcla en la nevera por 15 minutos y listo. Un platillo de entrada que de seguro estimulará su apetito.
Entre otras recetas, puede prepararse un rico almíbar muy versátil, pues puede ser utilizado para panquecas, buñuelos, ensaladas y hasta para mezclar con ron, al que le da un toque único y exótico.
Para prepararlo se cocinan en una olla unos 20 mamones sin cáscara, con 4 cucharadas de azúcar y ¼ de taza de agua, hasta que lleguen a un hervor y espesen. ¡Listo, a comer!
Fuente: AVN