Ferias de la Sapoara: tradición y turismo en aguas del Orinoco
Carlos San Diego
EL TIGRE. La tradición hecha canción folklórica dice que si el hombre que visita a Ciudad Bolívar y come la cabeza de sapoara, se enamorará en esas tierras y allí se quedará; cuestión nada extraño por dos fuertes razones: que la sapoara es un pez de muy buen gusto y que las mujeres de Guayana, son hermosas.
Lo que primeramente se llamó la Feria del Orinoco, en honor a Nuestra Señora de Las Nieves, patrona religiosa de Ciudad Bolívar, se ha prolongado en el tiempo y ha llegado a nuestros días con el mismo motivo religioso, festivo y turístico.
Es que a parte de la tradición devocional en Nuestra Señora de Las Nieves, en la plenitud de la creciente del río Orinoco, del 13 al 30 de agosto, se celebran diferentes eventos, en el que resalta la pesca del preciado ejemplar de la sapoara, el cual los diferentes pescadores que participan frente al malecón del Paseo Orinoco, entre Ciudad Bolívar y Soledad, se disputan la captura de la sapoara de mayor tamaño para conquistar los honores y premios.
Cuando los primeros rayos del sol platean con su color de oro viejo las aguas del gran río, comienza la divertida competencia entre los pescadores, que chinchorro o atarraya en mano y sobre sus canoas, en una especie de ronda, no se cansan de lanzar y recoger los instrumentos de pesca a las aguas, sin importarles la templanza del sol o lo recio de la lluvia hasta que el disco rojo del astro rey, tiñe de con su arrebol de escarlata el lomo de las aguas.
El público se aglomera a lo largo del Paseo Orinoco, donde abundan los comerciantes informales que ofrecen desde una aguja hasta un suculento, plato donde el pescado fresco frito en la presa principal. De esta manera, aúpan o lanzan jodas y hasta improperios a las hazañas de los pescadores o a sus desventuras.
También es frecuente pescar con atarraya en esta época del año en el espacio destinado a la competencia, bochicos, palometas y una que otra cachama.
Mientras que pescadores aficionados con anzuelo se desviven por sacar bagres desde el fondo de las aguas, cuestión que los más afortunados, con frecuencia lo logran: rayados, blanco pobres, tigritos, dorados y bagresitos orilleros entran en la zafra de este tipo de pescadores.
Foto: José González.